lunes, 11 de junio de 2012

TWILIGHT

Parece que últimamente todas las series y novelas de ciencia ficción giran en torno a vampiros y hombres lobo.
La causa de esta revolución de personajes infrahumanos es una de las películas más taquilleras de cine, la saga "Crepúsculo", dirigida por Catherine Hardwicke y basada en las novelas de Stephanie Meyer.





Inicialmente, la novela no tuvo un éxito mundial hasta la aparición de la película en los cines.
El recurso de usar actores con un físico ejemplar que cumplen los cánones de joven idealizado por las adolescentes, suponen un pase VIP a conseguir fama mundial.
Pero analizando profundamente la película, la historia de un vampiro criado en una incestuosa familia, enamorado de una humana a la que obliga a la abstinencia, podría formar parte de una revista de teenagers.
La personalidad de Edward Cullen en sí, parece sacada de una novela de Oscar Wilde, al iguel que la de la co-protagonista, Bella Swan parece inspirarse en una espiral de dolor y angustia por ser una chica de 17 años, demasiado madura sexualmente como para pensar como tal.
Por otro lado, cabe destacar lo gracioso que resulta la seriedad con la que se toman una relación amorosa dos adolescentes llenos de adrenalina y frenesí.
El argumento tiene como fin romper con los esquemas del vampiro chupasangre al que le asustan los ajos y duerme en ataúdes.
El mensaje subliminal que lleva esta película es el apoyo a la abstienencia sexual en tiempos del siglo XXI, que ya nadie es capaz de encontrar ni en un pueblo entre las más remotas montañas.
En conclusión, si el argumento de la película se hubiese centrado solamente en un vampiro adolescente o en una romántica de amor entre dos adultos, habría encajado más con los patrones.
A veces, innovar no es muy bueno...

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